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Travesía de esquí de montaña Andrés de Régil: más de medio siglo en familia 

  16/04/2023 13:01 EVENTOS DEPORTIVOS


Autor: FAGDE

Desde hace más de medio siglo, los Picos de Europa se convierten un día al año en un enclave vasco para acoger una prueba deportiva ligada desde sus orígenes a una familia vizcaína que encontró en este paraíso natural el escenario perfecto para dar rienda suelta a su pasión por la montaña. En 1969 tuvo lugar allí la primera edición del Rally de esquí de montaña Picos de Europa. Esta cita adoptaría poco después el nombre de uno de sus impulsores, Andrés de Régil, tras su fallecimiento en 1970 en un accidente mientras descendía esquiando el mítico monte Gorbea, cumbre que delimita los territorios de Bizkaia y Álava. Hoy en día es su hijo, Gabriel, el máximo responsable de la organización de una competición, la Travesía Andrés de Régil, que el pasado 18 de marzo cumplió su 46ª edición. DIRECCIÓN Y GESTIÓN DEL DEPORTE charla con él para que nos introduzca en los detalles de este emblemático EVENTO DEPORTIVO.

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Andrés de Régil, impulsor de la prueba que lleva su nombre

Andrés de Régil era el mayor de cinco hermanos, todos ellos apasionados de la montaña. A él y a José María esta atracción les animó a ir superando retos. Se convirtieron en los impulsores en Euskadi del esquí de montaña, especialidad que les llevó hasta los Alpes para participar en el Rally CAI-CAF. No dudaron en trasladar esta fórmula de competición a “su terreno”, los Picos de Europa, donde nació una prueba que nunca se ha desligado de esa zona. Tras el fallecimiento de Andrés, sus hermanos y amigos toman el testigo de una organización que ahora comanda Gabriel a través del Gorlun 1970 Ski Taldea, club fundado hace una década y que remarca en su nombre el año en el que murió el precursor de la prueba. “Tenemos una historia detrás que nos empuja a seguir, aunque realmente no es fácil mantener durante tantos años las fuerzas para sacar adelante una prueba de esta complejidad”, reconoce.

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El GREIM de Potes, recibiendo la Copa Régil de la mano de Juan Antonio de Régil, hermano de Andrés, y de Gabriel

Y es que la montaña, en esas cotas elevadas y más en época invernal, es un terreno hostil en el que cualquier contratiempo ve multiplicada su magnitud. Se pudo comprobar en esta pasada edición, cuando la lesión de un participante obligó a un arriesgado rescate. “Estaba en una zona muy lejana de la travesía, pero todo funcionó a la perfección. Rápidamente el médico lo valoró y diagnosticó una rotura de tibia y peroné”, relata Gabriel. Para evacuar al herido, era necesaria la intervención del helicóptero del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) de Potes (Cantabria). En unas condiciones muy adversas, con fuerte viento y una espesa niebla, el aparato tuvo que realizar cinco intentos antes de poder tomar tierra en una zona de difícil acceso. Finalmente, la situación se pudo solventar gracias a la profesionalidad de este equipo de la Guardia Civil, sin el que sería imposible celebrar una prueba como esta y para el que Gabriel expresa su más sincero agradecimiento. “Controlan todos los Picos de Europa y son de lo mejor del mundo en su especialidad. Siempre hemos apoyado su función. De hecho, hace unos años les entregamos la Copa Andrés de Régil”, recuerda, en referencia al trofeo que otorga la organización a personas o entidades por los valores exhibidos.

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Puesto de control de la travesía

Precisamente, para esta edición se había diseñado un grupo de seguridad especial, “compuesto por cinco médicos, asistencia sanitaria, guías de montaña y especialistas de rescate de la Ertzaintza -Policia Autonómica Vasca-“, que superó con nota el duro examen al que fue sometido. Gabriel confiesa que momentos como los vividos durante el rescate “son duros y tensos, en los que la carrera pasa a un segundo plano. Uno, por muchos años que llevemos en esto, no se acostumbra a esa tensión, si bien el saber que tenemos un gran equipo humano detrás, tranquiliza”. En total, son 65 las personas que se movilizan el día de la prueba para que toda discurra de la mejor forma posible: “Tenemos dos equipos: uno de controles y montaña, con médicos, sanitarios, guías de montaña y trazadores, y otro de montaje y meta”.

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Gabriel de Régil, junto a uno de los participantes

A la complejidad que entraña organizar un evento de esta naturaleza cabe añadir la lucha, cada vez más dura, contra otro tipo de elementos no menos temibles, como son las trabas burocráticas: “Año tras año debemos solicitar un permiso a la dirección del Parque Nacional de los Picos de Europa y cada vez resulta más complicado obtenerlo debido a las condiciones que nos imponen, además de tener que depositar una fianza de 1.500 euros. Por otro lado, están todas las gestiones a realizar con los municipios del entorno y la solicitud del auxilio de la fuerza pública. Eso, sin olvidar el encaje de bolillos para encontrar una fecha que no coincida con ninguna prueba de la Copa de España de esquí de montaña y que se adapte bien a los calendarios de la Copa Vasca y la Copa Norte”.

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En lo que se refiere a la participación, este año han sido 120 los competidores en la Travesía Andrés de Régil en sus tres modalidades: distancia larga (17 km.), corta (14 km.) y marcha (10 km.). “Nos habría gustado contar con 150, pero en las pruebas de esquí de montaña siempre se ronda esa cifra si no es inferior. Es muy difícil mantener la seguridad para mucha más gente”, apunta Gabriel. La propia dificultad intrínseca de la especialidad tampoco invita a participaciones multitudinarias, aunque no es impedimento para que haya competidores de todas las edades. “En esta edición, el más joven tenía 14 años y el más veterano, 73. Otro cumplió los 71 el mismo día de la prueba”, desvela De Régil, quien apostilla que, en el caso de los participantes de categoría de menos de 14 años, “van acompañados de sus padres o entrenadores”.

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Podio de la 46ª Travesía Andrés de Régil

Los vencedores en la prueba reina, la de 17 kilómetros, fueron los integrantes de la selección vasca Asier Alonso y Jon Ander Aranburu, que además se llevaron el Campeonato de Euskadi de Parejas que se ponía en juego. Y es que, desde sus inicios, la Travesía Andrés de Régil se ha mantenido fiel a esta modalidad por dúos, en la que no se toma el tiempo oficial hasta que entran en meta los dos integrantes del binomio: “Es el origen del esquí de montaña, así eran antes todas las carreras. Y tiene su importancia en un medio como la montaña, porque el primero que te puede ayudar y socorrer en caso de necesidad es tu compañero”.

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Además de participantes y personal de organización, otro elemento imprescindible para el desarrollo de una prueba como la Travesía Andrés de Régil es la nieve. Y no siempre se deja ver. “En alguna ocasión, hace ya muchos años, hemos tenido que suspender la prueba por ese motivo”, rememora Gabriel, testigo de los efectos del cambio climático: “En los últimos años no hemos tenido problemas con ello, porque salimos desde el teleférico, a 1.800 metros de altitud, pero sí se nota la bajada de nieve”.

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Gabriel, junto a Oriol Cardona, actual campeón del mundo de esquí de montaña en modalidad sprint

Y tan esquiva o más que la nieve es la financiación necesaria para poner en marcha una competición con estas dificultades logísticas: “Es muy difícil encontrar patrocinadores privados estables que sufraguen los gastos de la organización. Gracias al dinero que aportan los que nos apoyan, más el procedente de las inscripciones y de las subvenciones de las federaciones vasca y vizcaína de montaña, logramos salir adelante”. Un esfuerzo que se compensa con el ambiente especial que se genera en torno a una prueba que, desde sus orígenes, cultiva un espíritu familiar: “Siempre intentamos que los participantes disfruten de una gran carrera. Y después, además de los trofeos y medallas, hacemos un regalo a todos los participantes, sorteos de material, organizamos una charla, como la celebrada este año sobre el inicio del esquí en Liébana. Y rematamos la jornada con una cena de hermandad”.

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