Bien conocida es la trayectoria de Fernando Romay como jugador de baloncesto. No lo es tanto, no obstante, la relacionada con la gestión deportiva que inició una vez se retiró de las canchas. Desde hace un año forma parte de la comisión ejecutiva de FAGDE como vicepresidente segundo. ‘Fichado’ por su buen amigo Eduardo Blanco, presidente de la Federación de Asociaciones de Gestores del Deporte de España, las negociaciones fueron breves. “Diez segundos” fue el tiempo que, según reconoce Romay, tardó en aceptar la responsabilidad.

Romay, en su tono bromista, posa con Eduardo Blanco, que luce la medalla del WBC

¿Cuáles son tus primeros contactos con el mundo de la gestión deportiva?
A mí me interesa el deporte más que la gestión. Pero sin duda esta última es un parte importante del deporte. Me acerqué a través de Eduardo Blanco y aprendí otra nueva faceta. Y la verdad es que es apasionante. Todos hablan de los jugadores, los entrenadores, los árbitros... Pero el gestor es ese gran olvidado. Verdaderamente, si no hubiera gente que se preocupase de la realización de actividades y del día a día del deporte… Es otra perspectiva, otra tonalidad del deporte.

¿Qué te han aportado tus años en el deporte de elite a la hora de aproximarte al deporte desde la perspectiva de la gestión?
Todo. Como usuario, no solo de las actividades propias del deporte de alto nivel, si no también después, tienes una visión desde un lado de la barra. Y ahora estás en el otro lado, eres el que tiene que gestionar la barra. A mí me apasiona. Como me gusta el deporte, me gusta tener una visión 360º de él.

¿Le costó mucho convencerte a Eduardo Blanco para incorporarte a la comisión ejecutiva de FAGDE?
Diez segundos.

Fernando charla con Juan Maynar (AGEDEX) en una comida de la junta directiva de FAGDE

¿Y qué te has encontrado en la Federación?
Es lo mismo que me he encontrado en todas las facetas del deporte que he visto hasta ahora. Y es una capacidad de ilusión máxima. Y es sorprendente porque para algunos de los que estamos aquí, sobre todo en la junta directiva, mantener con nuestra edad la ilusión… Eso es que la cosa que se hace lo merece todo.

A tu juicio, ¿qué debe aportar FAGDE a la labor de todos los gestores deportivos que trabajan en España?
Algo muy importante: comunicación y puesta en común. La gestión deportiva, si bien el conocimiento es muy igualitario, según las posibilidades y necesidades es muy distinta. Muchos de los problemas del día a día se solucionan con comunicación y para ello tiene que estar FAGDE.

La plata que tú y tus compañeros de selección lograsteis en Los Ángeles 84 fue un bombazo en su época, pero desde entonces el deporte español, no solo en el baloncesto, se ha acostumbrado a los éxitos internacionales. ¿Qué parte de mérito crees que tienen los gestores deportivos en esta época dorada del deporte español?
Todo. Se habla del sistema piramidal del deporte, que no siempre es cierto pero, desde luego, sí que existe. Para poder tener una altura considerable necesitas una buena base, y esta buena base se da gracias a los gestores deportivos.

Romay se abraza a su amigo Audie Norris, expívot del Barça y gran rival en las canchas

Tú, que eres una persona que te caracterizas por tu sentido del humor y por tu carácter ‘vacilón’, ¿ves demasiada seriedad en el mundo de la gestión deportiva?
Sí, veo estrés. A veces es bueno reír, pero quizás para eso tiene que estar FAGDE. Para poder tener más tiempo para disfrutar y menos tiempo para penar.

¿Le dedicas algo de tiempo a predicar con el ejemplo y realizar actividad física?
Sí. Soy usuario de gimnasio. Desgraciadamente, por realizar la actividad que me gustaba, que es el baloncesto, y no seguir los consejos de los gestores deportivos me derramé, me vertí. Tengo una prótesis de cadera y ya tuve que dejar de hacer deporte como tal. Ya solo puedo hacer ejercicio. Me gustaría hacer deporte, porque es más divertido, pero…