Como todos sabemos, las Federaciones Deportivas (tanto españolas como las de ámbito autonómico), son entidades privadas, aunque ejercen por delegación funciones públicas, y la ley las declara “entidades de utilidad pública”, lo cual significa que hay una serie de funciones que deberán ejercerse bajo la coordinación y tutela del CSD.

Alfonso Mandado, autor del artículo y expresidente de la Federación Española de Rugby

Por consiguiente, lo primero que deberíamos preguntarnos es:
a) ¿Qué modelo queremos para el futuro del deporte?
En este caso y dado las distintas facetas del deporte, deberíamos plantear distintos modelos, no sólo en función de cada actividad deportiva, sino además y en mi opinión,  de las distintas facetas como puede ser deporte  de alto nivel, deporte profesional, deporte semiprofesional, deporte amateur, deporte recreativo…. y un largo etcétera. Eso sí, teniendo en cuenta que sea cual sea la faceta, siempre habrá puntos en común, aunque distintas necesidades.
b) ¿Dónde estamos?
El análisis del punto de evolución  o no  de nuestro deporte nos debería marcar la ruta a seguir para conseguir un modelo adaptado a cada caso,  teniendo en cuenta las peculiaridades y las necesidades de cada sector.
c) ¿A dónde queremos ir?
Obviamente, cada situación plantea distintas metas. Se debería establecer objetivos y medios necesarios en función de los distintos estratos del deporte mencionados con anterioridad.
d) ¿Qué medios tenemos para cumplir todo esto?
Esto puede ser el objetivo, definir los medios y las necesidades de una forma piramidal con el fin de que cada estamento se vea beneficiado en función de sus necesidades.

El deporte es bueno si está regulado y lógicamente debe estar regulado a través de las Federaciones. En base a esto, con las premisas anteriores, no es fácil que una Federación funcione correctamente, deben crear un plan estratégico y no funcionar a impulsos (salvo honrosas excepciones), debido a que existe un gran problema dentro tal como la endogamia, ya que se creen únicos y se consideran exclusivas y excluyentes cuando debería haber una relación estrecha tanto con las autonómicas como con los clubes, deportistas, técnicos, etc. ya que sin estos colectivos no tendrían argumentos para sobrevivir.

Actualmente hay alrededor de 67.000 clubes y 4 millones de deportistas federados, aunque se calculan en 22 millones los practicantes.

En general, el deporte es el hermano pobre en todos los aspectos, ya que solo se habla de él cuando bien hay un triunfo sonado o algún escándalo. Quizás sería conveniente dar una vuelta al enfoque actual para conseguir que se distingan las distintas facetas del deporte y la importancia que tiene esta actividad en todos y cada uno de los casos.

No hay ni un plan deportivo, ni siquiera una política deportiva, ya que por un lado las Diputaciones venden política y los Ayuntamientos piden como si fueran profesionales. Entonces la gran pregunta es ¿cómo se siguen consiguiendo resultados internacionales? En este caso lo ideal es favorecer el deporte de elite, si bien para tener un buen grupo de deportistas de alto nivel, es necesario tener antes un buen deporte de base, con calidad y objetivos claramente marcados. Pero, lógicamente todo debe pasar por un buen Plan de Tecnificación Nacional.

España siempre ha destacado en el deporte base y durante los 60 años de estructura deportiva, esta ha estado sostenida por la familia, los clubes, entrenadores, patrocinadores… y todo esto debería estar coordinado por las Federaciones, las cuales deben preguntarse lo mismo que para el deporte en general:

a) ¿De dónde vienen?
b) ¿Dónde están?
c) ¿A dónde deben ir?

Se habla de función pública, pero realmente dicha función pública es el equipo nacional. Hay una clara indefinición de lo que son las Federaciones o más claramente los deportes que representan, ya que todos han ido cambiando y sirvan como ejemplos: el esquí con el snowboard; el rugby con la modalidad de siete; el baloncesto con el 3x3; el voleibol con la modalidad de playa, etc. Ejemplos que tienen repercusión sobre todo en grandes competiciones como los Juegos Olímpicos, con menos modalidades pero más atractivas.

Por lo tanto, se debe transformar el modelo deportivo tradicional de un sistema cerrado y homogéneo a una realidad mucho más abierta, heterogénea, diversificada y compleja, especialmente para los deportistas de alto nivel que a su vez han de ser los motivadores de los deportistas de base, especialmente los más jóvenes.

Por consiguiente, las Federaciones han de tratar de conseguir que los deportes que representan sean sobre todo: más atractivos, más sencillos y menos caros. Un ejemplo claro es el del atletismo, que empezó no dándole ninguna importancia  a las carreras populares y ahora las consideran fundamentales tanto para la promoción, como para buscar nuevos valores y lógicamente, una importante fuente de financiación.

Todos estos cambios, entre otras muchas razones, deben hacerse para estar dentro del negocio del deporte, porque la época de las subvenciones va poco a poco yendo a mejor vida y todos los estamentos cada vez piden más. Ejemplo se está dando ahora con la natación con las exigencias de los deportistas de cara a la FINA, se ha visto en el baloncesto con la Euroliga y lo que vendrá, porque todo pasa por una buena financiación. Alguien se preguntó, ¿cómo serán los JJ.OO. del futuro? ¿O el Mundial de fútbol?

La sociedad va hacia otro modelo, hay una serie de disciplinas que no se admiten ya que la vida evoluciona y no quedarse estancados; y así es como deben ir los deportes promovidos por las Federaciones, adecuarse a ella y no que la sociedad se adecúe a sus deportes.

El modelo que queremos es importante, ya que el deporte está asociado con todo: innovación, hábitat saludable… y afecta a 15 de los 17 Ministerios.

¿Podrían  sobrevivir las Federaciones Deportivas sin financiación pública? La respuesta respecto a la mayoría de ellas es negativa. Por lo tanto, el gran problema es la financiación. El mundo del deporte es un colectivo poco reivindicativo, a veces se protesta por el dinero que se necesita y lo que se recibe son críticas. Debemos ir todos juntos, unidos y crear un Plan Estratégico del deporte. Este es un punto crítico. Si queremos tener deportistas de alto nivel, estos deben ser “profesionales” y sobre todo con unos objetivos bien marcados, no sólo en cuanto a resultados sino también a su proyección, evolución y capacidades. En este punto, no se debería olvidar la aportación de los técnicos y de los medios necesarios para que el deportista pueda evolucionar.

¿Cuáles serían los temas más importantes? Tendremos en primer lugar el IVA, al intentar que se reduzca como se ha hecho en cultura con el cine. También la desgravación fiscal a aquellas empresas que ayuden al deporte, pero con Hacienda hemos topado, ya que no le interesa la reducción de ingresos y eso lo han de  luchar los responsables políticos del deporte.

Por esta razón, los altos cargos en el deporte han de ser buenos gestores, tener las ideas claras y defender el deporte aunque, salvo honrosas excepciones, mayoritariamente están más pendientes de mantener el puesto que de ayudar y fortalecer el deporte. Y por último están las aportaciones privadas, lo cual no está regulado y ayudaría a la financiación. Si comparamos lo que reciben las Federaciones Españolas, 40 millones, con respecto a las italianas, 280 millones, nos damos cuenta cómo funcionan los demás. Este es un punto fundamental, hay que ofrecer un deporte interesante que llegue al público, porque es la mejor manera de conseguir resultados y como consecuencia medios.

En base a esto, podemos analizar el futuro. Por eso es preciso que se establezcan propuestas y compromisos de actuación para el futuro, tales como:
a) Continuar con los apoyos a los programas deportivos de alta competición, becas, incentivos y técnicos profesionales; así como crear nuevas vías de entendimiento con las CC.AA para la detención de jóvenes con proyección. No olvidar la opción de que el deportista tenga un futuro en el mundo laboral.
b) Continuar con el fortalecimiento y nueva creación de los CAR.
c) Fomentar la relaciones internacionales, potenciando la presencia de España en los distintos foros, fomentar la celebración de grandes eventos internacionales.
d) Políticas de apoyo al deportista haciendo un esquema más profesional debido a su dedicación y cuidar la salud del deportista con planes de prevención y protección sobre todo en la lucha contra el dopaje.
e) Mejorar el tratamiento fiscal del deportista así como una nueva ley de mecenazgo.
f) Necesidad de profesionalizar las estructuras de gestión federativas, si el Presidente es competitivo, se rodea de los mejores. Esto debería ser el primer punto, con buenos gestores tendríamos mejores soluciones.
g) Fortalecer la igualdad en el deporte, pero no como lo hacen los políticos para conseguir votos que solo se remiten al género. La igualdad no debe ir solamente en ese aspecto sino en otros muchos tan importantes tales como personas con diversidad funcional, la obesidad en la niñez y juventud, el deporte inclusivo….
h) Transparencia y buena gobernanza, aspectos  importantísimos.
i) Deben darse cuenta que los que más éxitos tienen son los que más financiación privada y menos públicas tienen, automovilismo, motociclismo, golf…
j) Otro tema es el de los nacionalismos, por su representación internacional. Ya ha pasado en varios deportes anteriormente y se ha resuelto favorablemente entre las propias federaciones junto con el CSD, aunque lógicamente el problema no se acabará ahí.
k) Por último, no me quiero olvidar de la Ley del Deporte que hay que actualizar, tema del que todo el mundo habla y comenta pero que nadie coge el toro por los cuernos. La anterior se hizo antes de los Juegos de Barcelona con todos a favor, porque les interesaba a todo el mundo. Y ahora: ¿gran incógnita?