El deporte en la España vacía
16/12/2022 ARTÍCULOS
AUTOR: Rafael Aceves Ballesteros · Presidente de la Asociación de Gestores Deportivos de Castilla y León (AGEDECYL)
En el año 2016, el escritor y periodista Sergio del Molino escribió un ensayo con gran trascendencia socio-política titulado 'La España Vacía'. En este libro realiza una semblanza histórica, demográfica, política y sentimental, desde la que pone el foco en las relaciones que se han establecido a lo largo de los siglos entre los territorios que el escritor denomina la 'España Vacía' (eminentemente rural) y el resto.
El autor expone que la España Vacía es un 'país' distinto, con unos estilos de vida propios, que incluso pueden concretarse en un estado mental, que no se corresponden al del resto de país. Independientemente de que esta mirada y otras similares hayan provocado en los últimos años la aparición de movimientos políticos localistas propios (Teruel Existe, Soria YA!, etc.) e incluso denominaciones en los apellidos ministeriales ( “Reto demográfico”) que se intuyen orientados a (intentar) resolver los problemas de estas zonas, sí que es necesario acercarse con una perspectiva cierta a esta realidad.
Sin querer aburrir con multitud de datos, el deporte que se práctica en la 'España Vacía' también determina una gestión 'ad hoc' y el desarrollo de una actividad deportiva determinada que influye en las personas que allí viven.
Para Del Molino, la España vacía comprende las comunidades de Castilla y León, Castilla la Mancha, Extremadura, Aragón, La Rioja y las zonas rurales de Madrid (también hay rasgos en zonas de otras comunidades adyacentes). En definitiva 268.000 km2 (53% de todo el territorio) en el que viven 7.300.000 hab. (el 15% de la población), una densidad de 27 hab/Km2.
La perspectiva de una imagen nocturna con la iluminación de la península (sin olvidarnos de las islas) nos ofrece la verdadera realidad que se manifiesta cuando amanece, que no es poco; (sin tener en cuenta Madrid) escasos puntos luminosos en un inmenso espacio en el que la oscuridad es predominante.
En concreto, me centraré en Castilla y León para poder definir sus aspectos más singulares.
Castilla y León uno de los ejemplos en la España Vacía. Está formada por 2.248 municipios de los 8.131 que existen en todo el territorio nacional. Aproximadamente acoge una de cada 4 localidades, de las cuáles 2002 poseen menos de 1.000 habitantes (el 25% de ellas, menos de 100 hab.), y sólo 23 de más de 10.000 (incluyendo capitales de provincia). El resultado es una atomización de diminutas y pequeñas poblaciones que requieren de unos servicios básicos, también de los servicios deportivos.
A esto podemos sumar una elevada edad media de la población (48 años), cuatro años más que la media española. De hecho, Zamora es la provincia con mayor edad de todo el país: uno de cada tres zamoranos supera los 65 años.
Por rango de edades, el 11% de la población tiene entre 0 a 14 años y el 26% de más de 64 años con un saldo vegetativo proyectado de -60.000 personas hasta el 2036. Por si fuera poco, la esperanza de vida es superior a la media española: 83,24 para las mujeres y 78,30 para los varones.
En resumen: poca población, eminentemente mayor y tendente a menguar abruptamente en los próximos años.
Imagen poblacion - De Lanoyta - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=80921027
Esta situación tan desoladora comenzó a fraguarse con las migraciones de los años 50 y 60 desde el campo a las áreas urbanas. Sergio del Molino lo llama el “Gran Trauma” y no se ha detenido aún.
La perspectiva de la gestión deportiva teniendo en cuenta estas características sociodemográficas se debería reinterpretar y actualizar en este entorno, especialmente cuando se considera al deporte como una actividad esencial. Así lo aprobó la Comisión de Cultura y Deporte del Congreso de los Diputados (Feb 2021) en su PNL:
- “(el deporte) tiene un claro beneficio para la salud de las personas que lo practican, [...] entendiéndose como una cuestión de interés general,[...].”
- Garantizar a las personas que requieran una especial atención, por razón de la edad, capacidad física o psíquica, o patologías, que sigan recibiendo los servicios de ejercicio físico prestados por personal con cualificación en actividad física y deporte.
También la novísima y poliédrica (por no decir Frankensteiniana) Ley del Deporte hace referencia a estas cuestiones. En el Preámbulo se establece el reconocimiento de la actividad física y el deporte, en tanto que actividad esencial, como derecho de toda la ciudadanía.
En el artículo 3 b) se habla de “igualdad efectiva de todas las personas en la práctica deportiva y su adecuado desarrollo, atendiendo particularmente a [...] situaciones de vulnerabilidad social en zonas con especiales dificultades demográficas. Se adoptarán las medidas correctoras que eliminen los obstáculos que impidan dicha igualdad”.
El Artículo 8 habla específicamente de personas mayores y personas que habitan en el medio rural o en zonas con especiales dificultades demográficas.
- Promoverá políticas públicas específicas que fomenten la práctica deportiva de las personas de la tercera edad y que se orienten a mejorar su calidad de vida y bienestar.
- Promoverá el fomento de la práctica del deporte en el medio rural, con vistas a la mejora de las condiciones físicas de las personas, su calidad de vida y el bienestar individual y la socialización entre ellas, facilitando los desplazamientos de los practicantes y apoyando de forma especial la práctica del deporte en equipo.
Luis Solar, en el III Congreso FAGDE celebrado en 2015 en Santander
Nuestro querido 'maestro' Luis Solar ya adelantaba esta realidad hace unos años, cuando abogaba porque el deporte, en todas sus dimensiones, se convirtiera en una cuestión de Estado, como referenciaba el título del III Congreso FAGDE en Santander. Su importancia debería aumentar de forma cualitativa incorporándose al primer piso de la pirámide de Maslow, la de las necesidades básicas.
Pues bien, “el Estado nos ha oído”, pandemia mediante, y en sus QUÉs incorpora al deporte para todos y durante toda la vida, ahora sólo nos falta conocer los CÓMOS, principalmente cómo se va a conseguir lo que dice el artículo 8 de esta ley; desde la España vacía se traduce en “no es lo mismo predicar que dar trigo”.
Desde un punto de vista realista, las poblaciones de Castilla y León con menos de 100 habitantes (más de 500) están abocadas a su “cuasi” desaparición en los próximos 20 años a no ser que se produzca un tsunami poblacional que lo remedie. Esto no significa que a las personas que allí viven (en su inmensa mayoría mayores de 60 años) se les prive de su derecho a disfrutar de los servicios básicos y esenciales, y el deporte está entre los que se han reconocido.
Teniendo en cuenta la precariedad en otros servicios básicos, la actividad deportiva que puede ofrecerse está a un nivel similar. Si en muchas poblaciones de estas dimensiones ya no hay consultorio médico, ni tiendas, ni cajeros automáticos, ni banda ancha de internet, ni transporte público..., es ilusorio actualmente pensar que puedan ofrecerse instalaciones y servicios deportivos de calidad con actividades dirigidas o con un seguimiento profesional.
El apoyo público es fundamental para que las personas que allí viven puedan disponer de la oportunidad de practicar deporte-salud digno y con la calidad suficiente, al igual que el panadero ofrece la posibilidad de comprar el pan en su recorrido diario por estos lares. Sin olvidar que en algunas zonas hay “panaderos del deporte” o “doctores en Alaska físico-deportivos” que realizan muchos kilómetros para llegar a las localidades donde no se aprecia su anémico punto de luz en la oscura silueta ibérica.
No es necesario que exista un profesional que de forma diaria dirija la actividad in situ, pero sí que con continuidad éste pueda orientar, ofrecer feedback, motivar en la adherencia, alfabetizar a los no iniciados y, en definitiva, aumentar en el tiempo la autonomía e independencia física de sus habitantes.
Esta exigencia debería aplicarse antes de que las residencias de la 3ª edad se saturen definitivamente (también las de las ciudades, esto influye a todos), no haya suficientes personas que se dediquen a cuidar a otras y/o el sistema de salud se colapse, algo que no parece muy lejano.
Alguna de las líneas de los fondos Next Generation relativas al deporte están orientadas en este sentido (Plan de digitalización de la prescripción de la Actividad Física en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia PRTR). Veremos si se empieza a dar trigo y el foco se centra en “lo que hemos conseguido” más que en lo “que hemos hecho”.
Las localidades de más de 500 habitantes y centros comarcales (exceptuando las capitales de provincia) poseen más opciones y otras características donde la actividad deportiva requiere una gestión, con limitaciones en multitud de aspectos, pero con otras posibilidades que ofrecer a sus vecinos. Hagamos un análisis de sus puntos clave:
- La necesidad de comarcalizar los recursos en la gestión deportiva es fundamental para que la eficiencia sea lo más alta posible teniendo en cuenta que no hay masa crítica poblacional. Y esta cuestión es clave porque provoca las mayores dificultades que se asocian a la realización de la práctica deportiva.
- En cuanto a las instalaciones, éstas se han ido reformando, en el mejor de los casos, y adaptándose para el desarrollo de actividades relacionadas con el fitness. La construcción de nuevas infraestructuras apenas se ha ejecutado en los últimos 15 años, con la excepción de pistas de pádel y los omnipresentes e infrautilizados parques biosaludables, que saludan con desamparo diario al inclemente cielo de Castilla.
- El mantenimiento diario de las instalaciones se ha convertido en uno de los mayores problemas, como en el resto del país, por la subida de los costes energéticos. En este sentido los Ayuntamientos por fin se han percatado de la imposibilidad de su mantenimiento con los actuales precios públicos, muchas veces ridículos, que han obligado a plantearse considerables modificaciones al alza…que empezarán a ser efectivas tras las elecciones de Mayo.
- Contar con profesionales cualificados para la realización de actividades dirigidas en determinadas comarcas lejanas (y no tan lejanas) a capitales de provincia o núcleos comarcales es complejo. La escasez de personas con formación (más acentuada en actividades específicas), las amplias distancias a recorrer y los limitados recursos locales son barreras a solventar año tras año.
La actividad deportiva municipal debería ser lo más sostenible posible económicamente, con altos índices de autofinanciación. Siguiendo a mi querido Boni Teruelo con su famoso 1+2=3 (Gastos de Personal + Gastos corrientes = Ingresos por tasas/precios públicos de la actividad), podemos decir que en los últimos años los costes del “1” son los que se está llevando la peor parte y en el medio rural tienden a “0”.
Así, vuelve a ser clave la comarcalización, ya que la colaboración entre municipios hace posible que determinadas actividades puedan ofrecerse por el mismo profesional deportivo en localidades cercanas el mismo día, rentabilizando los desplazamientos, aunque esto no se está haciendo de forma estructurada.
Solamente el apoyo a la formación de personas vocacionales y con arraigo en las zonas donde se desarrolle la actividad deportiva puede solventar éstos problemas o minimizarlos. Las clases dirigidas on line que se propagaron durante la pandemia quedan nuevamente como recurso complementario aunque hayan aumentado (según la encuesta de hábitos deportivos 2022) y se hayan tenido algunas positivas experiencias en lugares aislados (provincia de Palencia).
En cuanto a la actividad que desarrollan los clubes, está vinculada de forma muy directa con el voluntarismo de sus dirigentes y monitores y el apoyo institucional, principalmente de los ayuntamientos. La estructura de los mismos es similar a la dispersión y atomización de las propias poblaciones: microclubes minifundistas en cada localidad enfocadas a una disciplina deportiva concreta.
No existen estructuras fuertes que rentabilicen los esfuerzos en la gestión para un número de personas proporcionalmente adecuado.
En la última década, se está produciendo una reducción drástica de los niños/as participantes en deportes de equipo, ya que es difícil que haya grupos coincidentes en unas edades concretas. Se está tendiendo a la reducción continuada de la actividad de los clubes de deportes de equipo con poblaciones cada vez más raquíticas.
Debería existir un liderazgo institucional en el que participen todos los actores implicados y que de alguna forma estructure comarcalmente el uso de las instalaciones y la práctica de actividades de forma conjunta (especializándose en algunas localidades menores, por ejemplo) y con unos contenidos deportivos mínimos en las mayores para que tengan una proyección a medio y largo plazo.
En cuanto a la actividad deportiva privada, se determina por la implantación de gimnasios gestionados por autónomos (evidentemente no es rentable para ninguna cadena) que ofrecen un espacio casi autogestionado por los clientes y con clases dirigidas muy limitadas, pero rentables.
Es el momento para que la colaboración público privada entre estas entidades y los ayuntamientos busque un encaje en el que se eviten solapamientos y se encuentren correspondencias. Proponiéndose en licitaciones públicas las actividades necesarias/imprescindibles que para los operadores privados locales no sean rentables (deporte social, escolar) o no puedan desarrollar. En localidades pequeñas es más sencillo, porque los niveles de competencia son escasos, no tiene sentido hacer todos lo mismo si no hay demanda suficiente.
Donde sí que hay mayor rentabilidad y desarrollo es en la implantación de empresas de aire libre en espacios naturales con gran difusión turística como señalo en el siguiente punto. En este análisis quiero acabar haciendo hincapié en dos factores que pueden servir como elementos correctores (como dice la Ley) y positivos como son el uso de las nuevas tecnologías y el acceso al Medio Natural.
Las NNTT deberían ser fundamentales e imprescindibles para facilitar la reducción de las desigualdades que se soportan en el medio rural. En el ámbito deportivo podemos exponer dos ejemplos que minimizarían esa brecha.
- Por un lado, la potenciación de la domotización de instalaciones deportivas. Ante la limitación de medios humanos, se favorecería el uso de las instalaciones deportivas con la gestión a distancia de las instalaciones. El uso común por varias poblaciones de los mismos softwares de gestión de instalaciones (reserva y uso), facilitaría la articulación a través de centros on line para su monitorización y control energético. Pudiendo actuar si fuera preciso en situaciones que requieran de seguridad o atención específica. El conocimiento casi personal de los usuarios de los servicios también es beneficioso para evitar o reducir situaciones de vandalismo o malas praxis.
- Por otro lado, acciones formativas que faciliten el manejo y uso de las NNTT para la práctica deportiva. Sobre todo para personas mayores que requieran de un control continuado y que tengan dificultades de desplazamiento, acceso a instalaciones o monitores deportivos cualificados. El menor número de potenciales participantes es en cierta medida una ventaja para que pueda llegar a un mayor porcentaje de población que lo necesite. Pero para lograr esto, todavía estamos en el camino de que exista un acceso adecuado a Internet en muchas zonas, por lo que es difícil pensar en correr si todavía estamos aprendiendo a andar.
En cuanto a la relación con el Medio Natural, es indudable que actualmente el medio rural está en una tendencia positiva como lugar de práctica deportiva al aire libre, acelerada por la situación vivida por el COVID 19. El montañismo y el senderismo se han convertido en la práctica más habitual en nuestro país (según la encuesta de hábitos deportivos 2022).
Esta situación es una oportunidad inmejorable para que también desde el ámbito institucional se tenga la sensibilidad adecuada hacia estrategias favorecedoras de las prácticas deportivas en el medio natural.
La mejora de la señalización de los senderos homologados, el uso de herramientas tecnológicas y aplicaciones que favorecen el conocimiento de las rutas, los eventos recreativos competitivos (carreras de MB, rutas ciclistas, duatlones, grupos de senderismo organizados, etc.), la implantación de empresas especializadas en actividades de aire libre,… merecen una planificación a mayor escala que posibilite dar una cobertura continuada con servicios que favorezcan una economía sostenible en determinadas zonas que poseen las características más adecuadas hacia esas condiciones.
En definitiva, el medio rural también exige una calidad en el deporte que allí se practique. Las limitaciones y dificultades que existen en la “España vacía” no pueden abocar a que la actividad física que se proponga sea un sucedáneo del deporte practicado en las ciudades; que no sea tan versátil y diverso en cuanto a tendencias o nuevas instalaciones. No puede justificar que se “vulgarice”, el deporte es un derecho reconocido y más ahora que la nueva ley lo valora como una necesidad esencial.